
Durante años, los programas de relocation corporativa se centraron casi exclusivamente en el talento trasladado: Sus necesidades laborales, su paquete de beneficios y la logística de su llegada al nuevo destino. Sin embargo, la realidad ha cambiado. Hoy en día, el verdadero éxito de una reubicación internacional depende cada vez más de un factor que antes se dejaba en segundo plano: La experiencia de la familia.
El rol clave del núcleo familiar
Estudios recientes muestran que hasta el 70 % de los fracasos en asignaciones internacionales están vinculados a la dificultad de adaptación del cónyuge o los hijos. Cuando la familia no logra integrarse adecuadamente, es más probable que el colaborador solicite el retorno anticipado o que el desempeño se vea afectado. Por eso, las empresas más competitivas están transformando sus programas para poner a las familias en el centro de la estrategia de movilidad.
¿Qué implica una reubicación centrada en la familia?
No se trata solo de encontrar una buena escuela o una vivienda cómoda. Implica ofrecer soluciones integrales como:
- Asesoría personalizada para la elección del sistema educativo adecuado.
- Apoyo emocional y cultural para el cónyuge (incluso programas de integración o networking).
- Información sobre comunidades, actividades extracurriculares, servicios médicos y vida social.
- Acompañamiento en la adaptación general, con foco en el bienestar del grupo familiar.
El impacto a largo plazo
Un programa de relocation que incluye a la familia como protagonista no solo mejora la retención de talento, sino que también refuerza la marca empleadora y reduce significativamente los riesgos asociados a las asignaciones internacionales.
En tiempos donde atraer y retener al mejor talento global es una prioridad estratégica, cuidar la experiencia de quienes acompañan al colaborador es más que un beneficio adicional: es una ventaja competitiva real.